Historia
Dinamarca fue unificada por Harald Blåtand alrededor de 980. En el siglo XI los vikingos daneses y noruegos atacaron en la mayor parte de Europa Occidental, llegando a controlar parte de Inglaterra, y fundando otros estados, como el Ducado de Normandía. Además, los vikingos daneses hicieron numerosas expediciones al mar Mediterráneo. En sus primeras expediciones, pasaron por el norte y este de la Península Ibérica, haciendo incursiones en estos territorios. Se sabe que causaban gran terror, bajas y pérdidas económicas a los recientes estados cristianos del norte de la Península. Incluso, según recientes descubrimientos, hubo asentamientos establecidos en la zona del actual País Vasco, sobre todo en la ría de Mundaca-Guernica (Vizcaya).
Por otro lado, se sabe que los vikingos quemaron Sevilla (año 844) hasta sus cimientos, lo cual no agradó en absoluto al emir de Córdoba el cual reorganizó una sólida defensa contra las incursiones vikingas, por lo que éstos perdieron su interés por Al-Ándalus y fueron a saquear reinos más débiles en el Mediterráneo. Crearon el Reino de Sicilia. Además, se sabe que intentaron saquear Roma y llevar la cabeza del Papa a Dinamarca. Sin embargo los conocimientos geográficos de los vikingos dejaban bastante que desear. Navegaron hasta una ciudad al norte de Italia llamada "Luna" y al ver sus torres de iglesias doradas, junto con el cansancio que traían después de haber navegado durante un año, hizo que no pararan a reflexionar sobre si aquella ciudad realmente era Roma. La saquearon y la cabeza que más tarde colgaría en algún lugar de Dinamarca fue la del obispo de Luna.
Llegaron incluso hasta Constantinopla, capital del Imperio Bizantino sitiándola (de ahí que en danés exista un sinónimo para denominar a la actual Estambul: "Miklagård" = "Granja grande, patio grande"). El emperador bizantino quedó tan impresionado de la fuerza vikinga que, tras la derrota de éstos, pidió un regimiento de mercenarios vikingos para que fueran su guardia personal (Guardia Varega), aunque ésta la formaran en su mayoría vikingos suecos. La era vikinga termina alrededor del año 1100, donde las incursiones vikingas acaban. Muchos historiadores coinciden en que el fin de la era vikinga fue en la Batalla de Stamford Bridge en 1066. A causa de la gran influencia vikinga en Gran Bretaña, el idioma inglés de hoy en día tiene ciertas palabras parecidas al danés, sueco, islandés y noruego ya que todas estas son dialectos del Nórdico Antiguo. De hecho, si se juntaran en la actualidad un danés, un noruego, un sueco y un islandés hablando cada uno en su respectivo idioma (hablando todos un poco lento o vocalizando mucho las palabras) lograrían mantener una conversación relativamente fluida, ayudándose unos a los otros.
Posteriormente, Dinamarca ha controlado durante siglos Noruega e Islandia, y ocasionalmente, Suecia (Unión de Kalmar), parte de las islas Vírgenes, parte de la costa del Báltico y lo que es ahora el norte de Alemania. Estonia fue conquistada por parte de una cruzada danesa para evangelizar los territorios estonios paganos, liderada por Valdemar II el Vencedor y el arzobispo Anders Sunesen, además de otro arzobispo influyente de la época, Absalon (fundador de la ciudad de Copenhague), vencieron en la batalla de Lyndanisse, cerca de Tallin, en 1219. Según el mito, la bandera danesa "Dannebrog" (La Gran Cruz Nórdica blanca simboliza el cristianismo de Dinamarca limpio, puro; sobre fondo rojo que simboliza la sangre de los enemigos de Dinamarca) cayó del cielo para que los daneses ganaran la batalla. Los territorios estonios fueron vendidos en 1346 por parte del rey danés Cristóbal II, a la Orden Teutónica por 19000 marcos con la oposición papal.
Escania, la región meridional de la actual Suecia, fue parte de Dinamarca durante la mayor parte de su historia temprana, pero fue perdida y cedida a Suecia en 1658.
Como consecuencia de las Guerras Napoleónicas la unión con Noruega fue disuelta en 1814 y Noruega fue unida a Suecia (hasta 1905) con excepción de las islas Feroe y Groenlandia, dominio que continúa en la actualidad, ambas en régimen de autonomía, y de Islandia. Sin embargo, Groenlandia ha votado en noviembre de 2008, en un referéndum popular, por su independencia de Dinamarca, decisión que debe ser confirmada por el parlamento danés.
El movimiento liberal y nacional danés llegó a su cumbre en la década de 1830, y después de las revoluciones europeas de 1848 Dinamarca se convirtió en una monarquía constitucional el 5 de junio de 1849.
Después de la Guerra de los Ducados en 1864 Dinamarca fue forzada a ceder Schleswig-Holstein a Prusia, en una derrota que dejó hondas marcas en la identidad nacional danesa, por lo que el país adoptó una política de neutralidad, que mantuvo durante la Primera Guerra Mundial.
La Invasión de Dinamarca por Alemania fue ejecutada el 9 de abril de 1940, cuando los alemanes cruzaron la frontera danesa violando su neutralidad. Esta permaneció ocupada durante la Segunda Guerra Mundial, a pesar de alguna resistencia interna. Para evitar un inútil derramamiento de sangre, el gobierno danés se rindió, y como recompensa se les respetó su autonomía y se permitió el escape de la comunidad judía de Dinamarca. La ocupación alemana se volvió hostil cuando los daneses empezaron a ejecutar labores de sabotaje en el verano de 1942. Dicha ocupación finalizó el 5 de mayo de 1945, cuando Alemania se rindió a los Aliados. Tras la guerra, Dinamarca se convirtió en miembro de la OTAN, y en 1973 miembro de la Comunidad Económica Europea, que años después se transformó en la Unión Europea.
Durante siglos los castillos daneses se han mantenido como residencias y bases de poder para las casas reales, la nobleza y una pequeña élite. Al mismo tiempo, han servido de santuarios para grandes artistas daneses, a los que se les ha invitado a residir en este agradable ambiente propicio para el trabajo de artistas tan conocidos como el escritor Hans Christian Andersen y el compositor Carl Nielsen, que eran asiduos huéspedes en estos castillos y mansiones daneses.